Promover la innovación social: un enfoque, un método y ecosistemas

Diseño de un proyecto de innovación.

Los siguientes contenidos han sido elaborados a partir del Podcast “Promover la Innovación Social”.

Cada vez resulta igual de importante aplicar la inmensa fuerza del cerebro humano a las relaciones, los cuidados y el tejido social. Crear nuevos modelos de protección resulta casi más importante que inventar la bomba nuclear o mandar a un hombre a la luna. Sin embargo, hablar de innovación social no implica necesariamente romper con todo lo anterior. La innovación y los sistemas tradicionales de protección son complementarios. De forma conjunta, ambos pueden dar una mejor respuesta a los cambios de las sociedades. En este sentido, surge la innovación social como apuesta de dirigir la capacidad humana hacia sectores del bienestar y del bien-vivir.

La innovación “está de moda”, es un término en auge, que “vende” y, por ello, muchas veces podemos encontrarlo aplicado a cosas que, en realidad, no lo son. En ocasiones se añade como etiqueta en procesos o programas que ya existen en las administraciones o las entidades. Pero la innovación social no llega automáticamente cambiándole el nombre a algo que ya existía si no se ha variado profundamente su enfoque

También, en ocasiones, hemos escuchado hablar de innovación social como sinónimo de innovación en servicios sociales. Innovar en servicios sociales es hablar de innovación aplicada a un ámbito específico de la política social, concepto más amplio en el que, además, encontramos otras áreas como empleo o educación. La innovación social también se da por supuesto en los servicios sociales, pero su objeto es más amplio, pues aspira a trabajar con la totalidad de la sociedad, para llegar a los retos que no cubren los servicios sociales, a los que tantas veces se les exige ocuparse “del resto”, de lo que no entra en los otros sectores, y lo que se cae de la mesa como daño colateral de otras políticas, supuestamente más gloriosas.

Entonces, ¿qué es innovación social? En este post profundizamos en el fenómeno de la mano de Stefan Meyer, consultor senior del Área Internacional de Fresno, the right link, quien nos ayuda a entenderla mejor y nos da algunas claves para que las sociedades puedan promoverla. 


La innovación es un proceso comunitario

La innovación social es una forma de generar respuestas diferentes – más eficaces – a los retos y necesidades sociales y ha estado presente en las sociedades desde siempre en las más diversas formas. Así, uno de los mayores ejemplos de innovación social lo encontramos hace más de 100 años, en la época de la industrialización. En estos momentos, surgieron sistemas de autoayuda para proteger a las familias cuando una persona, por vejez, enfermedad u otra causa, no podía trabajar. Con el tiempo, estos sistemas de autoapoyo se convirtieron en sistemas de protección social gestionados por el Estado y más tarde llegó el Estado de bienestar.

Pero los retos sociales han seguido llegando. Se ha hablado mucho de Innovación social en escenarios de austeridad como el que hemos tenido en la pasada década en los que se observa una retirada del apoyo de las administraciones. La llamada a “sociedades fuertes” reclama cubrir, con mucha fantasía y una sonrisa, los huecos que deja la retirada del Estado de bienestar.

Por otra, es bien conocido que los sistemas verticales y burocratizados de los sistemas públicos de protección no llegan dónde más se les necesita. Y, poco a poco, a partir los años setenta, desde movimiento sociales y comunitarios, se han ido introduciendo, ensayando y aprendiendo nuevos métodos para dar mejores respuestas a las necesidades ciudadanas, de una forma menos dirigida y burocrática, no con el fin de suplir el papel público, sino de dar respuesta a necesidades sociales

Para dar solución a los nuevos problemas, es importante tener en cuenta que hoy en día no estamos ante los mismos retos que en la época de nacimiento del Estado de Bienestar, sino haciendo frente a situaciones en las que intervienen más sectores, más territorios y a las que no se le puede dar solución de manera única, pues las sociedades son más complejas.

Nuestros sistemas de protección social se han construido de forma sectorial y los problemas actuales, como pueden ser la transición ecológica y digital no tienen una solución desde esta perspectiva parcial.  Cuestiones como la falta de servicios en las zonas rurales o la soledad no deseada deben ser abordadas desde una perspectiva muy territorializada. No se puede generar una solución alejada de la realidad de las personas que la viven. Por eso, el núcleo de la innovación social hoy vuelve a ser la participación y colaboración de las personas más cercanas al problema. Hablar de innovación social hoy es hablar de escucha, cooperación a un nivel muy micro, muy territorial y en el que estén en colaboración las personas expertas y las personas que están sobre el terreno.

Un ejemplo claro de esto está en el ámbito sanitario, donde se ha demostrado ampliamente, por ejemplo, la utilidad de los grupos de autoapoyo de pacientes o los grupos de parto y crianza para apoyar a las mujeres en un parto no-medicalizado y las familias en los primeros años. Ambos ejemplos hacen patente la importancia de abordar los retos desde el enfoque comunitario, en el que la respuesta se obtiene a partir de una coproducción entre la comunidad y el Estado.

La Unión Europea se refiere a la innovación social como una actividad que es social tanto por sus fines como por sus medios: responde a retos de las personas, y lo hace con las personas. O, dicho de otra forma, es social porque responde a retos sociales, pero también porque el proceso de innovación se articula a través de la interacción de muchos actores en los diferentes problemas que se van sucediendo. Esta interacción está en el centro de la propia metodología de la innovación social: “No se trata de responder a ciertos retos en un sector, sino de crear una forma de colaboración y de co-creación de soluciones en un ambiente multi actor que permita responder a cualquier problema”, nos dice Stefan.

Promover la innovación social

La innovación social no surge desde iniciativas autónomas, muchas veces percibidas como un emprendimiento heroico de un único actor, sino de ecosistemas de innovación, que son espacios vivos de aprendizaje e intercambio donde surgen ideas y convergen actores muy variados como pueden ser el propio Estado, el Tercer Sector, las empresas y la comunidad.

Promover la creación y consolidación de centros nacionales de referencia en innovación social es precisamente la finalidad del proyecto transnacional Buicasus, al que desde Fresno prestamos asistencia técnica. Lo que se busca con la creación de estos centros es capacitar a los actores y acompañarlos en los procesos de innovación. También conectarles para intercambiar prácticas, evaluar cómo asesorar a las administraciones públicas y, finalmente, canalizar fondos de manera estratégica.

Buicasus es un espacio donde se comparten prácticas y ejemplos, donde se reflexiona sobre cómo fomentar la innovación social y donde se conectan diferentes actores. España también aporta su experiencia al resto de las entidades y países participantes en un sistema multidireccional y de sinergias.

La innovación se puede aplicar:

  • A los resultados (conseguir algo radicalmente nuevo).
  • Al método (hacer algo de forma diferente).
  • O al ámbito (actuar en nuevas áreas).

Pero siempre pasa por buscar una forma diferente de abordar los problemas sociales, para lo que Stefan recomienda rigor y confianza:


Los proyectos necesitan de rigor metodológico que los impulse al camino y a la progresión correcta. El de la innovación social es un modelo lineal donde priman la escucha y la definición colectiva del problema. Primero, debemos identificar el problema y definirlo para después poder hacer el prototipado de respuestas, la prueba del concepto y, finalmente, dar paso a la escala de soluciones. Además, la evaluación debe ser un eje central en la aplicación de esta metodología, para poder comprobar la eficacia real de las respuestas que se hayan propuesto, pero no desde una función de control, sino más bien con el fin de sistematizar aprendizajes.

Sin embargo, se suele tratar de procesos complejos y de larga duración en los que tienes un problema, pero no sabes la solución, porque la solución la vamos a crear durante el proceso. Y esto para una administración, pero también para una ONG es muy difícil, por lo tanto, hay que atreverse y hay que invertir. Por ello, también necesitamos confianza en que las cosas van a ir saliendo según lo previsto. El rigor debe ser visto más allá de lo que sale bien o mal, hay que entenderlo como el desarrollo de procesos auténticos y de la búsqueda de las distintas combinaciones: la innovación social requiere “la reorientación en las formas en las que estamos acostumbrados a hacer las cosas”.


Si te han gustado nuestra experiencia y reflexión sobre la innovación social, no dejes de escuchar la entrevista a Stefan Meyer. También te pueden interesar: